El cortacésped

Allí estaba ella recortando todo para que quedara parejo, 
dándole forma a lo revoltoso,
convirtiendo en impecable lo maravilloso.

Su afán por la belleza le restaba horas de sueño,
pero el esfuerzo bien valía todo el placer y el gozo.

Su esmero por lo intachable era un tanto obsesivo,
pero había logrado que incluso en ese caos reinara el equilibrio.

Sus rodillos recortaban con esmero,
cada hierba cada brote asumía el rol perfecto.

En cada paso había tesón y determinación,
en cada tropiezo un nuevo aliento volvía a generar veneración.

La simetría permitía que cada cual luciera irreprochable,
entre el gentío siempre se descubría lo que había pasado por sus manos elegantes.

En su júbilo y en su dicha cada cual encontraba su espacio,
era capaz de dar orden al más imposible escenario.

Siempre hizo de la rectitud su fuerza,
de la firmeza su vela,
de la coherencia su bandera


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10 respuestas a “El cortacésped”

  1. «En cada paso había tesón y determinación»…
    Ingredientes necesarios para esforzarnos cada día, me ha encantado
    lo que nos compartes Hanna, como siempre invitas a la reflexión.
    Ya extrañaba tus letras, que tangas un hermoso día.
    Abrazos y bendiciones.

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